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Origen

Guillermo Fornes a lo largo de su trayectoria artística desarrolla un leguaje propio profundamente determinado por la Emoción, despojándose de todo lo superfluo para pintar a corazón abierto.

Su obra se construye sobre dos pilares, la creación de una iconografía propia donde resalta la fuerza de su trazo y la rotundidad de su narrativa, transmitiendo en cada obra sutiles golpes de emoción y la innovación y experimentación en el proceso creativo, experimentando tanto en técnicas como en materiales (pólvora, agua a presión, barnices, fuego,…) que refuerzan su discurso en la emoción y la síntesis.

En la nueva serie Origen, Guillermo Fornes pone en marcha la formulación de una nueva propuesta que continua con su leguaje personal, con el que trasmite toda su carga emocional en la ejecución. El resultado de esta serie, denota una continuación en su trabajo de síntesis, conservando su carga simbólica como principio estético.

Los fundamentos estéticos y teóricos que se reconocen en esta nueva serie están basados fundamentalmente en el valor del color y el simbolismo. La técnica se sostiene en la base de la elección del pigmento puro y el agua como elementos primigenios. Para construir su iconografía como artista “transcultural”, con influencias y referencias en su obra a las culturas mediterránea y oriental, acude a los mitos sobre el origen del mundo, del hombre y la fertilidad, reconocibles en obras como El Río del Tiempo, Corazón, Éufrates y Origen.

Como referente principal siempre está la Emoción tanto en su discurso como en la materialización técnica de la obra.

 

Bitácora

Observando por primera vez las pinturas de Guillermo Fornes recordé los estudios del ilustre investigador Joseph Campbell que en su monumental obra "Las máscaras de Dios" nos dice que

"los símbolos entrañan más que un mero concepto intelectual porque su carácter interior es tal que proveen un sentido de real participación en una aprehensión de la trascendencia. El símbolo, energizado por la metáfora, entrega no solo una idea del infinito, sino cierta realización del infinito".
Nutrido por las observaciones de este especialista en mitologías antiguas supe introducirme con mayor discernimiento en la obra de Fornes, ya que detenerse a contemplar su obra supone no sólo conectarse con el goce estético que transmite, sino también y sobre todo con un proceso personal e interior más comprometido, de fuerte impacto y significación.
¿Por qué sucede esto? Una atenta mirada de la obra de Fornes nos revela que la realidad no es aquello que vemos sino aquello que descubrimos...
Enfrentados a sus pinturas podría decirse, como dice Octavio Paz, que

“oímos con la mente palabras silenciosas, dichas en una lengua desconocida pero que comprendemos exactamente, sin terminar de entender bien cómo”

Guilermo Fornes habla de "poemas visuales", pero son más que eso, son golpes concentrados de emoción, expresados en pinceladas certeras y puras.

Su mirada poética posee la capacidad de ver con su ojo interior, alcanzando la esencia de las cosas que traduce en signos y símbolos arquetípicos. Al recorrer ese camino de búsqueda interior Fornes nos hace partícipes de sus más íntimos hallazgos.

Su actitud estética supone una valentía no muy frecuente y que hasta puede parecer temeraria: la expoliación de quien se desnuda interiormente para dar todo lo que es, todo lo que siente y piensa.

Los "poemas visuales” Fornes, nos ayuda a resolver la aparente paradoja de los opuestos, denunciando un modo de pensar estrechamente binario. Lo bueno o lo malo, lo blanco o lo negro, lo diurno o lo nocturno solamente tienen entidad en un universo excluido de las experiencias más profundas, aquellas que -como pueden verse en sus obras- sintetizan estas contradicciones en una única conciencia, la del todo.

En el lenguaje visual de Fornes ya no es lo uno "o" lo otro, sino lo uno "y" lo otro.

Y aquí es donde resulta necesario señalar un último elemento que advertimos fundamental en la rica producción de este artista desde hace más de veinte años: La emoción como instrumento de su hermenéutica.

La emoción, que actúa como herramienta eficaz, se convierte en puente empático entre su mirada y la nuestra. La emoción como un fenómeno no sintetizable de significación, que da anclaje y carnadura al pensamiento. Porque no solo es el ojo de nuestra mente el que decodifica su mensaje; es nuestro cuerpo el que experimenta el sacudón emotivo como vía de conocimiento.

La emoción de Guillermo Fornes, siempre a punto de desbordar, agrega a su conocimiento información nueva sobre sí mismo y sobre el mundo….

El arte, en última instancia, es la gran bitácora de la humanidad.

Benjamín von der Becke
Madrid, octubre 2013.

© Guillermo Fornes - Origen - Lienzo - 146/114cm

Origen

© Guillermo Fornes - Éufrates - Lienzo - 146/114cm

Éufrates